LA CIENCIA DEL GRANITO: ¿POR QUÉ EL GRANITO ES TAN DURADERO?

En Granilouro trabajamos con uno de los elementos más sólidos y duraderos de la naturaleza, el granito. Gran parte de esas cualidades proceden de su propia composición mineralógica. También el feldespato y la mica, pero sobre todo el cuarzo pasa por ser uno de los minerales más duros y más resistentes tanto a la abrasión como a la intemperie. Ahí, en el cuarzo, es donde hay que buscar la principal causa de la rotundidad del granito. Pero no es la única. 

Al menos, se conocen tres motivos más que convierten a nuestra piedra favorita en la reina de las ciudades de todo el mundo. El primero sería el propio proceso de formación, que empieza en el propio magma situado bajo la superficie terrestre y concluye en el granito tal y como lo conocemos. Para llegar a ese último punto, es necesaria una larguísima labor de enfriamiento natural de ese magma, que permite que se conformen cristales de grandes dimensiones y perfecta definición que, en definitiva, contribuyen a dar forma a las dos principales características del granito: la dureza y la durabilidad. 

Otro de los motivos hay que buscarlo en la propia estructura de nuestra piedra. Tanto el feldespato, como la mica y el cuarzo, poseen una estructura cristalina muy estable, llena de elementos unidos entre sí de manera tan férrea como armoniosa. Si el granito es especialmente resistente a la fractura y a la erosión de la propia naturaleza es, precisamente, por esta estructura prácticamente inexpugnable. 

Por último, al hablar de la solidez y la durabilidad de un mineral como el granito no conviene olvidar su textura granular. Al modo de la anteriormente citada estructura cristalina, el granito está formado por infinidad de uniones intergranulares que proporcionan esa cohesión que convierte a nuestra piedra en el mineral ideal para soportar la cotidianeidad habitual de los seres humanos. 

Estas características específicas proporcionan al granito una casi increíble resistencia a los diferentes fenómenos meteorológicos. Nuestro mineral predilecto es resistente, por ejemplo, a los agentes químicos y físicos que conlleva la intemperie, ya que ni se disuelve en agua ni es presa fácil de algunos de los ácidos más dañinos que nos encontramos en el medio ambiente, como el carbónico.

Es más, el hecho de sea un mineral tan bien cohesionado y con tan mínima porosidad, impide que la penetración del agua o de diferentes agentes químicos pueda dañar al material. 

Esta misma e inexpugnable resistencia también la presenta el granito frente a otros efectos climáticos, como el calor o los cambios de presión. Sus características específicas hacen que soporte perfectamente todas las condiciones ambientales, incluidas las más extremas, sin apenas degradarse.   

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